La venta de monopatines eléctricos cambia el paisaje urbano
En los últimos años, las calles y aceras españolas han recibido la visita de un nuevo inquilino. La venta de monopatines eléctricos se ha disparado y ha traído consigo diversos cambios. Por un lado ha cambiado la forma de moverse de la gente en las grandes ciudades y, por otra parte, la legislación en torno a su circulación.
Esta novedad sobre ruedas ha conseguido pegar fuerte y ya existe una competencia de marcas bastante notoria en cuanto a su fabricación. La venta de monopatines eléctricos ha aumentado más del triple en tan solo veinticuatro meses. De esta manera, su incursión no solamente ha supuesto su consideración como producto de recreo juvenil, sino también como un nuevo medio de transporte urbano para un público más mayor, más solvente económicamente y más exigente de prestaciones técnicas. Esta última realidad hace que los fabricantes no solamente compitan en diseño y comiencen a producir modelos más veloces, versátiles y más fáciles a la hora de conducirlos. El ejemplo de los hoverboards (producto estrella del último mercado navideño) es ilustrativo a la hora de comprender lo que el usuario demanda en estos aspectos.
Usos y normas
Son todo ventajas a nivel de usuario. Una subida de más del 300% en la venta de monopatines eléctricos no es casualidad. Sin embargo, son recurrentes las dudas que la ciudadanía plantea a la hora de legislar su uso. El problema es que no existe una normativa unitaria de cara a ellos. Son los ayuntamientos quienes se están encargando de las reglas en torno a su circulación. Aunque los últimos avances en esta materia, señalan que su integración irá ligada a la proliferación de carriles bici en las principales ciudades. Marcas como Brigmton, Xiaomi o Megawheels ya se reparten este mercado en alza.
En época de lucha contra la contaminación y la emisión de gases, la aparición de un nuevo medio de transporte limpio y pequeño (ocupa muy poco espacio), es una gran noticia. Lástima que la tecnología y el mercado se muevan más rápido que las administraciones públicas a la hora de establecer por dónde deben circular y a qué velocidades. Lo que está claro es que, mientras lo deciden, la venta de monopatines eléctricos continúa incrementándose demostrando así su posición de vehículo del presente y futuro.