Tu extractor de cocina como el primer día con nuestros trucos de limpieza
¿Notáis que vuestro extractor de cocina ya no aspira como antes? El problema puede estar en la suciedad. Aunque hay numerosos tipos de campanas, la utilidad siempre es la misma, aspirar la grasa, humos…en definitiva, todos esos vapores que se crean mientras estamos cocinando y que, si no se eliminan, puede hacer que toda nuestra casa quede con un olor extraño.
Aunque la mayoría de campanas llevan unos filtros de aluminio o acero inoxidable aptos para lavavajillas, puedes lavarlos a mano con líquido antigrasa y un paño o estropajo. Si tus filtros son de carbón, lo recomendable es que lo cambies cada año, y, por supuesto, el interior también debemos limpiarlo.
Comenzaremos por el primer paso, que es limpiar el exterior. Es fácil, pues sólo necesitaremos una esponja o paño humedecidos con quitagrasa, agua con vinagre o limón para desincrustar la grasa. Posteriormente debemos secar con un paño o papel, para no dejar marcas cuando el producto se seque. Ten cuidado en la elección del material, procura que sea suave para no rayar la campana.
Para el paso dos, comenzamos con los filtros y el interior de la campana. Puede hacerse con líquido antigrasa, pero hay otros caseros que vamos a explicar a continuación:
Agua y vinagre
Ponéis a hervir en una cacerola agua con vinagre e introducís los filtros, moviéndolos para que la grasa vaya ablandándose y se retire fácilmente por todas las zonas. También este método sirve para limpiar el interior de la campana, pues ponemos a alta temperatura la mezcla de agua y vinagre, de manera que el vapor penetre en los motores y los limpie. No podéis olvidar poner a trabajar el extractor a máxima velocidad. Cuando el vapor de la mezcla lleve unos minutos penetrando, empezaréis a comprobar que se ven gotas de grasa condensadas que irán cayendo poco a poco. Lo ideal es que coloquéis papel de periódico o de cocina debajo para que eliminar rápidamente toda la suciedad que caerá. Este proceso puede repetirse varias veces si vemos que está muy sucia, pero una vez quede completamente limpia, bastará con repetirlo dos o tres veces al año.
Agua y limón
Al igual que con el vinagre, el limón es un desengrasante natural muy potente que puede ayudarnos en la limpieza de nuestro extractor. Se deja hervir el agua con zumo de limón y vamos añadiendo conforme la mezcla se va evaporando, hasta ver que la grasa comienza a caer.
Agua y amoniaco
El agua con amoniaco es otro de los métodos usados, pero esta vez la mezcla sirve para mojar un trapo o esponja e ir limpiando con precaución la zona del motor. Para las rendijas, es muy útil un cepillo, ya que puede eliminar la grasa de todas las zonas sin dañarlas.
El último paso y más importante es comprobar que todas y cada una de las piezas están ya completamente secas, pues sería peligroso encender la campana si hay humedad aún. Vuelve a colocar los filtros y el extractor estará listo para su uso.
Ya veis que no es tan complicado realizar estas tareas, así que, probad a hacerlo con vuestro extractor de cocina y veréis que vuelve a estar como el primer día.